Anna era mi amiga muy querida y coincidió conmigo en la escuela en Praga y era la persona perfecta para traerme a tierra. De cabeza fría y ánimo estable, no solía hacerse problemas por nada. Si bien, éramos muy diferentes, creo que la vida de Anna, según sus propias palabras, no habría sido tan variada y entretenida de no haberse topado conmigo, pues todo lo que a ella no le sucedía, me ocurría a mí, y disfrutaba observando el desenlace de los acontecimientos, cualquiera que fuese.
